El licenciado Eduardo González, catedrático de Lengua y Literatura de la Efpem, nos obsequia este hermoso poema.
Los claveles rojos
A Ivonne Alejandra, mi hija
“Compañeros poetas/ tomando en cuenta los últimos sucesos/ en la poesía/
quisiera preguntar –me urge-/ qué tipo
de adjetivos/ se debe usar para hacer/ el poema…/ sin que se haga sentimental/
fuera de la vanguardia/ o evidente panfleto…” (De Silvio Rodríguez en Playa Girón).
Y fue el tiempo fratricida
en un país de eterna masacre.
Qué delicia es
sentir en mi rostro
madre tierra clorofila
lo único que duele
es este alambre espigado
que atan mis manos
mientras veo el cielo pasar.
Y cuando el espíritu se expande
y el corazón se abre
se calla con la muerte
se silencia con el plomo.
Y la sangre
tiñe calles, caminos, casas
vidas, orbe
¡Todo el orbe cante!
en un país de muertos
las flores deben ser
rojas.
Mañana
ya no serán pasado
bajo tierra anónima
sin flores
porque cada vida
es un clavel rojo.
Jóvenes revolucionarios
mueren por exceso de idealismo
por solidaridad con los explotados
porque en el país de los pobres
los ricos son los poderosos.
Y abren un camino
para otra generación
que busca justicia
mas no venganza.
Después de perder la paciencia
sólo queda empuñar el fusil
para defender tus ancestros
y tus descendientes.
Los esbirros de mi patria
mataron los geranios
y la sangre mártir
fue regando los campos
por eso los claveles
son rojos.
Y las canciones de amor
fueron todas tristes
y vinieron tantos
armados hasta los dientes
con sus colmillos afilados
a saciar su hambre
en la convicción revolucionaria
del estudiante
del obrero
del campesino
y en su compromiso real
hasta sus últimas consecuencias
en el país de la sobria
impunidad.
Caminos solitarios yo vi
cubiertos de flores amarillas
en tiempos de noviembre
eran flores de muerto
por cada uno que cae
muchos claveles
florecerán
y serán alzados en las manos
de una nueva generación
de proletarios
como nosotros…
Y jugamos a dividirnos
para ser vencidos
por campesinos y obreros uniformados
hijos del pueblo dispersado
y disparan y disparan y disparan
y prenden y matan.
Sangre de hermanos
que baña los caminos
de la patria grande.
Y regresaron las jaurías
a saciar su sed
de sangre
y nuestras canciones de amor
fueron en otro idioma
el idioma del exilio.
Caminos solitarios
cubiertos de conejos amarillos
acribillados
y torturados
en la oscuridad del día.
No más canciones de amor
sólo el tun del tun
y la chirimía
monótono sonido
mística modorra.
Y disparan y disparan y disparan
y prenden y matan
y matan y matan
y desaparecen
a los compañeros
en la oscuridad de su alma.
Y entonces
los puños se levantan
y muestran un clavel rojo.
Mañana
ya no seremos
cuerpos botados en laderas
Seremos
un clavel rojo
en manos de otra generación.
Seremos el alma
el corazón y la mente
en otro siglo en otro tiempo
y nuestra lucha era la misma
en el camino eterno
del dolor
porque amamos
pensamos y lloramos
por una mujer
por un compañero
por un viejo
por los hermanos
por una mujer.
Y por todos ellos
que muchas veces nos odiaron
que muchas veces nos amaron
nos convertimos
en simples
claveles rojos
¿Comprendes mi amor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario