Abner Jonatan Cottóm Peña es estudiante de Filosofía,
de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala,
encuestador temporal, dieciochero (de zona 18), iniciador y escritor del proyecto
www.lacasaestatomada.org (blog
del pueblo donde se publican análisis políticos, artículos sobre crítica
literaria, arte, etcétera). Es activista no oenegero del movimiento estudiantil y de
diversidad sexual. En su paso por el blog literario de la EFPEM nos recuerda
(si acaso hemos olvidado) la realidad a la que se enfrenta el sector docente
del país, y nos hace un llamado a la conciencia y organización gremial como alternativas de cambio.
Con cartón y sin
prestaciones laborales
El siguiente escrito intentaré realizar un pequeño análisis del sistema
educativo privado guatemalteco, a través de la descripción de las condiciones
laborales de los Profesores de Educación Media (PEM) para los ciclos básico y
diversificado, y para cualquiera que haya tenido la valentía de impartir clases
en un colegio.
Tuve la experiencia de trabajar en un centro educativo privado en zona
18, en la jornada matutina, el cual tenía más de 500 estudiantes, de los cuales
unos 250 educandos aproximadamente eran de básicos (dos secciones por grado) y
de las cuatro diferentes carreras de diversificado. Aclaro que no soy PEM, pero
según entendí sí se puede ser profesor por lo que solo debía entregar papelería
académica a la supervisión educativa, a través de una encargada para ello.
El horario laboral era 6:30 a.m. a 2:00 p.m. (en el «contrato» que firmé decía de 6:30 a.m. a 3:00 p.m., aún
desconozco el motivo pues nunca tuve una copia aun cuando la solicité), de
lunes a viernes con seis sábados de asistencia por actividades especiales. Este
comprendía los meses de enero a octubre. Según constaté con los nuevos
compañeros docentes que conocí, en noviembre y diciembre el establecimiento
prescindía de los servicios por lo que los profesores debían sobrevivir dos
meses de desempleo y no se conseguía ni para los tamales.
Ninguno de los profesores ganaba el sueldo mínimo. Supe esto
desobedeciendo a la señorita de recursos humanos, quien nos prohibió hablar de
cuanto ganábamos cada uno para que nadie «se sintiera mal». Yo no contaba
aun con un título universitario, pero quienes sí lo tenían al parecer no les
molestaba que ni siquiera tuvieran prestaciones laborales.
Análisis
La vocación docente
Nunca había entendido qué era lo que significaba la vocación docente
hasta que se abrieron nuevas secciones de diversificado y algunas clases
crecieron en número (incluyendo mi grado guía), ahora tenía muchos más cursos
que impartir, mis periodos libres en los que calificaba tareas, organizaba
notas, planificaba o leía para dar mejor la clase, desaparecieron. Tuve que comenzar a llevarme el
trabajo a mi casa. Varios compañeros me alentaban hablando de la vocación
docente, afirmando que a las maestras de primaria les iba peor pues debían
preparar materiales didácticos todo el tiempo. Me empecé a cansar realmente
cuando era temporada de exámenes y no me daba tiempo de realizarlos en el
colegio, sino que debía pasar varias horas en mi casa elaborándolos.
Entendí que el concepto de vocación docente era el de sacrificarse por
la docencia, trabajando en casa no importando las horas, arreglártelas cuando
no dieran materiales necesarios y soportando con menos del sueldo mínimo (sin
esperanza fija de aumento).
Rotación de personal
Entendí que el sistema laboral de los colegios privados era una relación
donde el Estado no tenía la mayor presencia, pues lo que se encuentra regulado
en el Código del Trabajo nunca es ejecutado ni tomado en cuenta ni por el
patrono ni por los trabajadores (los docentes tuvimos que comprarle el uniforme
de trabajo al patrono el cual no estaba a un precio tan accesible y no se entregaba
factura). Esto hacía que quien
encontrara una «mejor oportunidad» en otro lugar no dudara en irse del colegio, haciendo que existiera
bastante flujo y rotación de personal que repercutía directamente en la calidad
académica de los educandos.
Los PEM: universitarios sin prestaciones
El punto central de este escrito es exponer que los docentes de colegios
son en su mayoría estudiantes o graduados universitarios de la Usac. Deben
asistir a clases por las noches o fines de semana. Asistir a la universidad es
un asunto serio en el que además de prepararme académicamente para una
profesión, debo organizarme en muchas esferas sociales.
Existe una contradicción entre ser estudiante de educación superior de
una universidad pública y no exigir las condiciones laborales adecuadas para el
buen desempeño de algo tan fundamental para el país como lo es la docencia. Esto significa que los PEM no valorizan su trabajo ni pueden interpretar
la realidad al nivel de encontrar las conexiones directas entre su trabajo,
desarrollo personal y social.
Conciencia de gremio
Al no existir ni siquiera la conciencia de que vendemos nuestra fuerza
de trabajo intelectual a un patrono o dueño de establecimiento educativo, por
algo menos que el sueldo mínimo para sobrevivir, menos cabe la posibilidad de
la organización gremial. Los docentes PEM, no se encuentran organizados para
cobrar una tarifa mínima por sus servicios profesionales, ni por área de
conocimiento. En el colegio los compañeros no se veían como un gremio, por lo
que cualquier problemática era atendida a nivel personal, aun cuando se supiera
que también afectaba a todos. Esto aunado a la enferma cultura guatemalteca
laboral, donde la organización sindical es vista con malos ojos. Esto claro en el sistema privado pues en el
público sí se le exige al Estado pactos colectivos y aumentos, a cambio de no
tapar las calles por días.
Una familia entera controlaba los puestos
administrativos del colegio
Pude entender definitivamente la estructura que hacía que sus docentes
laboraran en tan malas condiciones. Esto se debía a que la mayoría de puestos
administrativos y docentes claves (financiero, jurídico, recursos humanos, el
área de valores, entre otros), eran administrados por todos los miembros de una
misma familia. Esto hacía que quien quisiera resolver algo, cayera en un
círculo vicioso y burocrático dentro del establecimiento. Esto además de que no
existía una supervisión educativa periódica del Ministerio de Educación al
establecimiento, y menos del Ministerio de Trabajo para chequear las
condiciones en que los docentes laboran. Además, quienes son dueños de colegios
sí se encuentran organizados de distintas maneras y niveles, como en la entidad
Empresarios por la Educación.
El papel de la Escuela de Profesores de Enseñanza
Media, EFPEM, y la Facultad de Humanidades
Quien nutre con la mayoría de PEM´s al país es la Usac a través de una
facultad y escuelas claves en la reproducción de la fuerza de trabajo para la
educación privada y pública nacional. Por ejemplo, la Facultad de Humanidades,
la cual cuenta con más de 80 extensiones de pedagogías a nivel nacional siendo
la facultad más grande de la Usac, cuenta con representaciones políticas en
varios consejos educativos del país. El Consejo Directivo de Efpem debe
involucrarse de cajón en las políticas ministeriales educativas y además luego
de absorber a todos los educandos de nivel medio con el cambio de carrera del magisterio.
El papel que ejercen ambas unidades académicas pareciera de una
educación cada vez más a la distancia, creando carreras incluso duplicadas en
competencia (la licenciatura sabatina en Letras existe tanto en EFPEM como en
Humanidades). Estas licenciaturas sabatinas o semanales no cubren los
requerimientos mínimos para que un PEM, entienda las realidades sociopolíticas
a las que se enfrentará en su labor. Es aquí también donde las esperanzas de
miles de maestros del área rural guatemalteca, son cajeadas por el acceso a un
trabajo mejor remunerado a través de una carrera pedagógica mediocre (el caso
de las extensiones de Humanidades). Pareciera
que adrede no existe una cultura de organización política en la Usac, y si no
existe durante la vida estudiantil de un PEM, menos se espera que pueda
materializarla en su labor docente.
¿Por qué es mejor trabajar en un callcenter que ser docente en un
colegio?
El ser empleado de más de ocho horas en un colegio versus la situación
laboral mínima en las empresas transnacionales y nacionales de callcenters, definitivamente gana la
segunda opción. Tienen prestaciones laborales, sueldo mínimo, catorce salarios
al año, pago de horas extras, Igss/Irtra, y algunas empresas reclutan a
personas con solo tercero básico. No es necesario ir a la universidad ni
llevarse «la vocación» a su casa. Increíble y escandalosa la situación
laboral de la docencia en el país.
Conclusiones
Culturalmente los guatemaltecos no entendemos que el sistema educativo
es tan importante como el de salud, construcción y seguridad. Los chapines ven
con sumo respeto y seriedad el trabajo de un técnico, ya que pasan duros años
por la universidad y prácticas, pero no así el de un docente de nivel medio de
un colegio.
El papel de las universidades se ha dividido al crear carreras técnicas
diurnas para estudiantes acomodados versus carreras de dos horas diarias y
sabatinas para estudiantes-trabajadores.
La principal conclusión es que por eso somos tercermundistas, debido a
que «la necesidad» nos obliga a aceptar puestos de trabajo mal
remunerados, fuera del orden laboral jurídico del país y sin organización
sindical.
Es increíble la organización sindical que existe desde hace ya siglos en
países potencias capitalistas como Inglaterra, Alemania y EUA. Las conquistas
de los gremios organizados han hecho que el nivel de vida de sus agremiados
aporte al índice de desarrollo humano de sus países (los cuales repito, son
capitalistas).
Abner Cottóm
No hay comentarios:
Publicar un comentario