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jueves, 27 de abril de 2017

Educar para transformar



La situación en nuestro país exige cambios radicales. Como educadores tenemos la facultad de asistir a las nuevas generaciones en esa búsqueda constante de transformación. Nuestros pensamientos deben reflejarse en nuestras palabras y acciones. A continuación, una de las coordinadoras de este proyecto literario nos invita a reflexionar sobre nuestra labor docente.


Por Amy Mcfarlane

En vías de una sociedad pensante

“La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (Freire, 1969, p.7). Es una de las principales armas para combatir la ignorancia, la inequidad, la injusticia y la opresión. Conduce al ser humano a vivir en libertad y a construir mejores condiciones de vida. Educar es, como alude Bruner, darle significado a la vida, a los actos y a las relaciones, creando una revolución cognitiva y cultural.

Es vital que el docente la visualice no como un proceso aislado de la sociedad, sino como un medio para generar espacios de enseñanza y aprendizaje reales en las que sus educandos se desarrollen de manera integral. En calidad de educador comprometido le compete formularse varios cuestionamientos, tales como: ¿Por qué educo?, ¿qué clase de ciudadanos estoy guiando?, ¿cómo los preparo para que contribuyan a la sociedad?, ¿soy un ente de cambio?

Uno de los grandes propósitos de la educación en Guatemala, contenidos en el Currículo Nacional Base, es lograr que los estudiantes  utilicen críticamente los conocimientos que poseen sobre los procesos históricos desde la diversidad de los pueblos del país y del mundo, para comprender el presente y construir el futuro, pero ¿cuál es el rol del que enseña’ para alcanzar esa competencia que manifieste los saberes declarativos, procedimentales y actitudinales de forma pertinente en la vida de los que está formando?

Parafraseando las palabras del psicólogo y educador De Zubiría, uno de los principales problemas que las teorías pedagógicas han buscado resolver es: qué tipo de persona y de sociedad se desea coadyuvar a formar. Por mucho tiempo, se han llevado a cabo exhaustivos estudios al respecto. Psicólogos, pedagogos, sociólogos y filósofos han realizado relevantes aportes a la educación, a través de modelos o enfoques educativos como: conductista, cognitivo, sociocultural, psicológico social, constructivista, crítico social, entre otros. El trabajo del mediador es valerse de ellos para adecuarlos y contextualizarlos.

Es preciso resaltar que, en la educación por competencias, tanto en la teoría como en la práctica, el educando debe ser el centro de la educación. Tiene que ser capaz de plasmar sus ideas de forma individual y juiciosa, sin repetir mecánicamente contenidos depositados en su mente. En la educación transformadora y liberadora él es el que procesa, analiza, interpreta e infiere la información que recibe, emite su opinión con argumentos, toma decisiones y actúa conscientemente ante diversas circunstancias. Cuando hay presencia de lo anterior se dice que está haciendo uso de un proceso personal y autónomo denominado pensamiento’. Pensar es toda actividad (racional, imaginativa, creativa, intelectual, abstracta) que se produce en su mente.  Si él delibera sus ideas, esto sugiere que debe existir algo que motive tal actividad: sus necesidades, su entorno, las personas que lo rodean, etcétera.

Así como existen diversos modelos educativos también existen diferentes tipos de pensamiento: Lógico, reflexivo, psicológico, complejo, deductivo e inductivo, divergente y convergente, histórico y crítico. En el presente ensayo, se hace hincapié en el pensamiento crítico. Para comprenderlo mejor es menester partir por la definición del pensamiento reflexivo, término acuñado por John Dewey:

El pensamiento reflexivo consiste en una sucesión de cosas acerca de las cuales se piensa, no de manera casual. La reflexión implica una con-secuencia de ideas, cuyo propósito es llegar a una conclusión que conduzca a algún sitio, sobrepasando la agradable invención de imágenes mentales (Dewey, 1989).

El pensamiento crítico se define como el razonamiento lógico, consciente e individual que sirve para emitir juicios valorativos y tomar decisiones. Para Ennis (citado por Mason, 2008), el pensamiento crítico tiene sus bases en habilidades como: observar, inferir, generalizar, razonar, evaluar el razonamiento, y similares. Para él, el pensamiento crítico es la evaluación correcta de las afirmaciones’. Acertadamente Woolfolk (2010) afirma que dichas habilidades son útiles casi para cualquier situación cotidiana, incluso para evaluar los anuncios de los medios que nos bombardean constantemente.

De acuerdo con el Programa Nacional de Lectura Leamos Juntos (2012) la lectura es una herramienta instrumental que favorece el desarrollo de destrezas de pensamiento crítico imprescindible para el ejercicio responsable de la ciudadanía, la reflexión sobre los valores universales enmarcados en los ejes del currículo nacional (multiculturalidad e interculturalidad, equidad, educación en valores, vida ciudadana, desarrollo integral y sostenible). 

Los educadores tienen a su alcance diferentes estrategias, medios y recursos didácticos para fortalecer la lectura crítica y la competencia comunicativa propuesta inicialmente por Hymes; a través del análisis de diferentes textos, la trasferencia, el diálogo intertextual, las técnicas de discusión, la realización de organizadores gráficos, el trabajo cooperativo y colaborativo, el uso adecuado de las Tecnologías de la Información y  Comunicación etcétera, que les permitan (a profesores y a estudiantes) comprender lo que leen, no solo como un fenómeno puramente estético, sino también como el reflejo de una realidad histórica. Kemmis propone que las prácticas educativas y la vida social mejoran, con respeto y solidaridad, por medio de la investigación, la participación, la comunidad crítica y el autoconocimiento.


Dewey, J. (1989). Como pensamos. Barcelona, España.: Editorial Paidós.

Freire, P. (1969). La educación como práctica de la libertad. Madrid.: Siglo veintiuno de España editores, s.a.

Mason, M. (2008). Critical Thinking and Learning. USA.: Blackwell Publishing. Book Compilation © 2008 Philosophy of Education Society of Australasia.



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