Miguel
de Cervantes es la máxima figura de la literatura del idioma más bello del
mundo. Él murió el 22 de abril de 1616, pero su muerte se registró oficialmente el día
23. Hoy, a un año de conmemorar el IV centenario de su inmortalidad literaria, también
se celebra el Día Mundial del Idioma Español, lengua romance que en la actualidad
tiene aproximadamente 567 millones de hispanohablantes. Siendo la tercera
lengua más hablada del mundo.
Por Licda. Gloria
Aracely López de González
Jefa de Cátedra de
Lengua y Literatura
EFPEM-USAC
23 de abril día del Idioma Español, con dedicación
especial para todos aquellos profesores que hacen de cada período de clase una
nueva aventura.
Enseñar Idioma
Español y Literatura es vivir en cada
período de clase una nueva aventura, el
docente como un Quijote reta a sus
alumnos para enfrentarse con los
gigantes de la literatura a través del análisis, la crítica, la reflexión de frases célebres,
la identificación de ideas principales alrededor de las cuales se forma el marco de referencia que permite
hacer conexiones con la realidad; establecido el diálogo inicia la generación de
nuevas formas de pensamiento donde el alumno descubre en un cuento, una
novela, una fábula o una poesía, el
retrato de las sociedades de todos
los tiempos, descubrimiento que les
motiva a la organización y a la búsqueda
de cambios que beneficien a la humanidad, sin embargo, en medio de tanto razonamiento por un minuto el Quijote de la Clase pierde
la cordura y decide enfrentar las
injusticias del mundo. En un desborde de
locura toma la palabra como armadura, lápiz y papel como espada, los escuderos
inmediatamente empiezan a unir
fonemas para crear sinónimos sobre denuncia, analizan lexemas cuya raíz
es la verdad, familia de palabras con justicia y equidad, campos semánticos con
el verde de la esperanza, frases alentadoras para no desmayar en la lucha,
oraciones que se elevan al infinito en barriletes de mil colores, versos que subordinan el dolor y la
angustia, estrofas donde las palabras derivadas, compuestas o
parasintéticas rimen con armonía para desarrollar el pensamiento y ordenar la
vida con la lógica de la sintaxis.
El
docente como un Quijote recobra el juicio al final de la jornada, entonces insta a sus valientes
estudiantes para que amen tanto a las palabras como Pablo Neruda, a
entregar palabras únicas y especiales como Isabel Allende en los cuentos de Eva Luna, o
bien a narrar la nueva historia con el realismo mágico de Asturias, a que observen la realidad mientras escriben
cuentos como El Rubí de Rubén Darío; además, les insiste
una y otra vez a buscar en
el azul del Modernismo la motivación
para dar origen a nuevas formas
de arte literario que se constituyan en
la voz de las generaciones
venideras. De pronto el timbre alegra el
oído de los escuderos, y el Quijote de la Clase
con su libro bajo el brazo se
dirige a
casa, en su pensamiento va
repitiendo: —Mañana iniciaré con la lectura de… ¿Una tragedia? ¿Un drama?
Mejor… ¡Una comedia! Aún no termina
por decidirse entre la gigantesca
herencia literaria de los clásicos, pero de algo sí está seguro, la dramatización que organizará al siguiente
día servirá a sus alumnos para que entre la risa de la comedia o el
llanto de la tragedia abran los
ojos a la realidad e inicien su propia aventura.
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