Hoy les compartimos un artículo de Karen, estudiante del profesorado en Lengua y literatura en la EFPEM. Originaria de Jutiapa, Maestra de educación primaria. Creemos que este artículo se adapta a los acontecimientos suscitados por el tema mediático entre feminismo vrs machismo; y qué mejor desde la perspectiva femenina.
Cuando
hablamos de igualdad muchos intentan hacerse los “ignorantes” respecto al
significado verdadero de este tema. Muchos lo toman como un acto rebelde de
algunas mujeres para llamar la atención o desatenderse de sus obligaciones que
desde tiempos inmemoriales han venido siendo única y exclusivamente de ellas.
El
movimiento feminista en Guatemala es muy poco apoyado y poco bien visto, me
atrevería a decir que la gran mayoría de nuestra sociedad es machista. Esto
debido a muchos factores y el principal es que han crecido en hogares donde
predomina el machismo, por ende el niño adopta el patrón del padre y en
algunos extremos la actitud machista que muchas madres asumen.
Crecí
en un hogar con padre machista, mi madre sufrió violencia intrafamiliar durante muchos años, mi hermana
fue violada a los 13 años de edad por un familiar y ella fue acusada de haber
tenido la culpa, por andar de coqueta. Mi hogar
estaba lleno de mujeres, somos cuatro hijas y mi mamá, la única figura
masculina era mi padre y por lo mismo era él quien tenía la primera y la última
palabra. Quizá por eso desde muy pequeña tomé una visión feminista aún sin
saber que eso existía y lo que era, siempre me juré que no me casaría con un hombre
machista y menos dejaría que uno decidiera por mi vida.
Siendo
el tema familiar algo muy difícil de tocar pues la mujer cuando labora fuera de
su casa por un salario, se le recarga la responsabilidad. Si no hay comida en
casa es su culpa, si los niños y la casa no están limpios es su culpa, cuando
en realidad los hijos fueron procreados por ambos, debería ser responsabilidad
de ambos.
Tengo
23 años y desde hace dos años estoy casada, con alguien que me apoya en todo
ámbito de mi vida, y tengo un hijo al cual me hice la promesa de no criarlo
bajo un pensamiento machista, porque sé que un día tendrá esposa y quizá hijas
y me gustaría que las tratase como a mí me gusta ser tratada y como me hubiera
gustado que mi madre fuera tratada. Hoy ya perdoné a mi padre y tome por
lección lo que él me hizo vivir.
Pero
a qué viene mi discurso autobiográfico dirán ustedes, y les diré, desde mi
propia carne sé que es sufrir la desigualdad de género, y entiendo
perfectamente la lucha que se hace por la igualdad en derechos y obligaciones,
y la sed de justicia cuando nuestros derechos se ven violentados; la necesidad de
que muchas mujeres alcen la voz y actúen en pro de acabar con la tragedia que
viven a diario y en silencio.
En
una sociedad misógina y machista, la mujer se ve únicamente como objeto sexual y
cuya función es únicamente la reproductora, aunque viva en la extrema pobreza;
principalmente en las áreas rurales son las más expuestas.
En
pleno siglo XXI, debe terminar el maltrato
físico, moral o psicológico aduciendo que la mujer es la culpable porque algo debió haber hecho para merecerlo;
y que si quiere salir a trabajar debe ser autorizada y supervisada por su
marido, son actitudes y frases que a veces son utilizadas hasta por las mismas
mujeres.
El
machismo sigue reinando porque aún entre las mismas mujeres se critican y se
juzgan, en vez de hacer la unión y alzar la voz para pedir justicia por las
mujeres asesinadas a diario en todo el mundo, para esas otras miles violentadas
a diario; y para las otras miles de niñas embarazadas en contra de su voluntad,
por una violación o porque se les obliga a casarse.
Pero
no debemos confundir y tirar a la basura lo que nuestras antepasadas
precursoras del movimiento feminista han logrado; personalmente quiero dejar en
claro que el feminismo no es odio o repudio a los hombres. ¡NOOO! No somos
feminazis como muchos nos etiquetan, somos mujeres en busca de una igualdad, no
queremos ser más, no nos creemos mejores que los hombres. Creemos que somos
seres con la misma capacidad intelectual para desempeñarnos en una sociedad que
cada día exige más de nosotros mismos. Igualdad en derechos sexuales,
profesionales, laborales, y familiares.
Si
queremos erradicar el machismo en nuestra sociedad debemos empezar por eliminar
pensamientos retrógrados, criar a nuestras hijas para que se sientan capaces de
desempeñar las mismas labores que los hombres; y a nuestros hijos enseñarles
que son capaces de sobresalir en el campo, la cocina o la oficina; que está
bien que llore, eso no lo hace menos hombre, sino lo hace más humano.
Las
etiquetas fueron creadas para lo ropa no para las personas. Machos son los
animales por su sexo; y hombres, verdaderos hombres son aquellos que luchan
contra las injusticias contra cualquier ser humano, aquel que respeta las ideas
y derechos de una mujer, aquel que no pierde su hombría por preparar su propia
comida. Y una buena mujer es aquella que se siente capaz de salir adelante
hombro con hombro junto a él porque solamente así un día habrá paz verdadera y
felicidad a su alrededor.
-KLVC-
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