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lunes, 8 de mayo de 2017

Catedrático ejemplar

Carismático, sonriente, amable, cortés, gran compañero de trabajo, lleno de entusiasmo, con muchas ganas de enseñar pero sobre todo aprender son algunas palabras que describen a una persona que muchos de nosotros, Efpemistas, hemos tenido la dicha de conocer.

Hoy contamos en el blog con la presencia del Licenciado Ovidio Pivaral, que además de su amor por la docencia comparte con nosotros su amor por las letras a través de un poema y un ensayo.

Sin más preámbulos, esperamos los disfruten.

ENSAYO

¿Qué es literatura? 

Existen diferentes aplicaciones que se le dan a la palabra Literatura, depende de quién las enuncie y de las circunstancias en las que se use.  Algunas de éstas, se relacionan con factores temporales o especiales, (literatura de la Edad Media, literatura clásica, literatura vanguardista, literatura francesa, literatura griega, literatura española…) También se suelen aplicar las definiciones a las obras escritas sobre variados temas como ciencia, filosofía, pedagogía, alcoholismo, tabaquismo, medicina, etc.  Sin embargo, cuando estamos en el campo artístico de las letras, se toman en cuenta otros parámetros que califican todo un mundo de obras literarias, en este caso todas las definiciones están dirigidas a exaltar el arte de escribir con sentimiento, con creatividad, con emoción, con imaginación.  De manera que no existe una fórmula que alguien, específicamente, haya enunciado y que pueda considerarse como única, verdadera o insustituible.
Sin embargo, es posible, luego de un análisis somero, encontrar una definición que se adapte a los parámetros que los estudiosos de la literatura han considerado propios de una realidad literaria.
Veamos primero de dónde nace la literatura, de dónde nace el deseo de escribir.  Regularmente no se trata de una necesidad o la ambición de dinero.  Aquellos que escriben con afán de lucro, regularmente escriben muy mal.  En cambio los que llevan en la sangre y en el alma el arte y que escriben para aligerar su carga, buscan hacerlo bien sin pensar en lo material.  Según algunos de ellos han asegurado, los mueve un afán de trascendencia o un afán de comunicarse.  Muchísimos escritores de enorme talla han muerto en la indigencia.  Por el contrario, otros se han vuelto riquísimos con las obras que han escrito sobre diferentes temas: ciencia ficción, detectivescas, de espionaje, de terror, etc.
Tampoco se trata de un ejercicio intelectualmente calculado siempre, (por supuesto que existen, como excepciones comerciales los efímeros Best Sellers, que aunque a veces alcanzan niveles de venta exorbitantes, continúan siendo eso: efímeros en el tiempo, aunque, por supuesto, algunos escritores se han consagrado como clásicos.  (Debemos tomar en cuenta que muchas de las obras que son exhaustivamente promocionadas son escritas por grupos de personas que son contratadas especialmente para que investiguen sobre el tema a tratar y para que redacten parte de la obra, aunque los créditos le correspondan al “autor”) o sea que hay escritores que tienen una plantilla especial para crear sus obras.  En realidad la necesidad, el deseo de escribir, es en determinado momento una compulsión que nace de lo más profundo del ser, (lo dijo García Márquez) de lo que está más allá de lo físico: nace del espíritu, nace del alma, porque es un sentimiento profundo que implica una gran sensibilidad.  El escritor en muchos casos se ve impelido por una fuerza sobrehumana a plasmar en las letras sus pensamientos, sus sentimientos, sus emociones.
El escritor, el poeta, el ensayista, posee una visión de lo que lo rodea que va hasta lo más recóndito de su esencia, él puede ver y sentir cosas que los demás mortales no captan, cosas que para estos están vedadas. El entorno del artista tiene abismos insondables de contenido sémico que él puede intuir con su profunda pasión.  Además escribir constituye una constante búsqueda de perfección, de la belleza, de lo divino de lo tangible y de lo intangible.  Todo escritor procura poner su esfuerzo y su talento en lo que escribe porque piensa que la actual será su mejor obra.   Sucede lo mismo con todos los artistas, con el pintor, con el músico, con el poeta, con el escultor y en fin, digan lo que digan, no todos los seres humanos nacen para ser artistas.  Es un don que se trae desde que se nace.  Por supuesto que existen personas y aun escritores que opinan que cualquiera puede escribir una novela, que basta con que quiera hacerlo y que sepa escribir correctamente o, yendo más lejos que es suficiente con ser inteligente para ser escritor.  Estas personas son libres de opinar lo que quieran.
Pero la experiencia de los siglos dice lo contrario a estas ideas.  Se dice también que los artistas son temperamentales, no todos por supuesto, pero si muchos, y esto se debe a su propia naturaleza anímica.  Otro aspecto extraordinario de la creación artística es que las obras de arte requieren de un “material” para existir: la masa, la sustancia, la materia prima, lo que el artista necesita y busca p0ara moldear su obra o sea lo que le servirá para lograr sus fines.  Esto varía de una obra de arte a otra, puede ser el mármol, la piedra, el metal, pintura, las notas musicales, la expresión corporal, la palabra hablada, el movimiento, en fin tantas cosas, pero para el escritor y el poeta es la palabra, la escritura, en suma: las letras.
No resulta fácil para cualquier persona expresar sus pensamientos en una hoja de papel, aun sean estos un simple recordatorio, una salutación, una noticia, o una información.  En cuanto a una obra literaria, que puede ser una obra de arte, resulta mucho más complejo crearla, estructurarla, plasmar en ella la idea central y desarrollarla con sus correspondientes elementos complementarios, tema, subtemas, sus personajes, sus narradores, sus motivos literarios, el manejo de tiempo, las acciones y situaciones, el ámbito y el ambiente, hasta quedar satisfechos.
Luego de terminada la obra, el escritor continúa revisando y volviendo a revisar su trabajo para asegurarse que todo lo que él sentía, todo lo que él deseaba comunicar se encuentra plasmado en sus cuartillas y después otras personas de su confianza y luego los editores revisan la obra para que esté a satisfacción.  No es pues tan sencillo emitir un enunciado sobre lo que es la literatura, sin embargo etimológicamente, significa conjunto de obras artísticamente escritas o sea “las producciones artísticas del pensamiento humano utilizando como vehículo la palabra en toda su acepción”. El medio que emplea la literatura o sea la palabra, es el más espiritual y apropiado.  Es tan importante que en La edición de la Biblia Reina Valera 1909 se le da un lugar preponderante  “…En el principio era el Verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios…” “y el verbo era Dios.”  El verbo, entonces, es la palabra que significa acción, hablando semánticamente, y la fuerza de la palabra en las actividades humanas se compara con Dios “En el principio ya era la palabra y aquel que es la palabra era Dios, y la palabra era Dios…” (Sagradas Escrituras 1569) Esto encierra un mundo de simbolismo para todas las épocas y para todas las religiones pos-cristianas, tan grande que va más allá de lo imaginable.
Recordemos que las palabras pueden tener un sinnúmero de significaciones por sí mismas, pero combinados entre sí las posibilidades sémicas llegan a ser incalculables.  Baste para ilustrar esta idea, mencionar la palabra “dios”. Dicho así sin ningún énfasis, cuántas significaciones podríamos encontrar para esta palabra pues existen muchísimas religiones y todas tiene su propio dios.
Ovidio Pivaral


POEMA

MI ROCA
Tú eres como la roca negra
Del inmenso acantilado
Que golpeado por las furiosas olas
Se resiste a sucumbir
Y es imbatible en su afán de vivir.

Tú eres el faro que guía mi destino,
Inamovible y eterno faro
Que en mis más negros abismos
Ha surgido con sus auras
Para iluminar mis soledades.

Y… siempre has estado allí…
Y siempre esperaste mi llegada,
Y yo deslumbrado por la risa
Y la brisa marina
No latía a tu ritmo.

Pero ¿sabes? Te he encontrado
Y ya no me alejaré de ti,
Y el olvido será para nosotros
Tan solo una palabra
Impronunciable y sin sentido.
Ovidio Pivaral.



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