Era una fría noche de invierno de un quince de
agosto de 1959, cuando nació Mario David
Valdés López mediante un parto múltiple, de gemelos, en la ciudad de
Chiquimula. Fecha inolvidable, porque se veneraba a la patrona de este pueblo
“La Virgen del Tránsito”, y al mismo tiempo, era laureado el consagrado poeta
de América “Humberto Porta Mencos”, quien con su inspiración, cantaba sus
versos y lleno de emoción salpicaba la frescura de la noche para mezclarse con
los luceros, las estrellas y la luna, y llegaba ese aliento hasta el lecho de
amor del recién nacido Mario David Valdés.
Mario David
Valdés López, hijo de Daniel Ramiro Valdés (chiquimulteco) y de Laura Piedad
López de Valdés. Su infancia la vivió en el municipio de Santa Ana Huista,
departamento de Huehuetenango, donde sus papás tuvieron que radicar por asuntos
laborales. Ahí compartió su gran amor con sus padres, sus cinco hermanos
varones y sus dos hermanas gemelas.
Mario David
Valdés López hoy es un poeta genuino, de
inspiración grande, quien tiene gusto por la poesía desde que era niño, según
él mismo lo confirma cuando hace una remembranza de su infancia, y que el tiempo
lo condujo a ese mundo maravilloso de la poesía.
Su producción
poética abarca una poesía a veces formada por versos blancos y en otras, la
utilización de métrica y rima consonánticas, manejando maravillosamente los
recursos figurados, a través de un lenguaje connotativo, describiendo con su
pluma nuestro país, a través de nuestra cultura rica en costumbres y
tradiciones, y también describe profundamente los problemas sociales que atañen
a nuestra querida patria.
Ha ganado
algunos certámenes de poesía a nivel nacional, como el concurso de poesía
llevado a cabo por “Alianza Francesa” en el certamen llamado: “La Primavera de
los Poetas”, (6 de junio de 2003) entre otros.
La carrera del poeta fue ser docente, en la
que laboró veintiséis años, tanto en el Nivel Primario como en el Nivel Medio, y
que a través del tiempo fue plasmando su poesía, hasta que en al año de 2003, aparece
su primer libro titulado “…Y Surge mi
cantar”; en donde recuerda y agradece a las personas que en él han dejado
huella y que a la vez le sirvieron de ejemplo para la formación de su vida; así
también, recuerda algunos lugares donde vivió su infancia.
En el 2004 surge el poemario: “Sólo Poesías”, un nombre sencillo,
humilde, pero un libro de poesías con mayor madurez poética, donde se admira la
pluma del poeta por la belleza y la profundidad de sus versos.
Al año
siguiente, 2005, escribe “Dolor y Canto”
utilizando un contraste muy llamativo, que se caracteriza por una poesía
compuestas en dos facetas: una es cantarle al dolor, a la ausencia del amor, a
la vida cuando ya se está terminando, y la otra, a la esperanza, a los buenos
tiempos que aún vendrán, que se esperan con anhelo y bonanza.
Por último, sin
olvidar a nuestra niñez, presenta un poemario de poesías para niños que se
titula: “Poesías de mi escuela”, en
el que escribe la poesía que ilusiona, que encanta y que viven a diario
nuestros niños y nuestras niñas de Guatemala, donde se impregna el sentimiento
tierno y hace palpitar los tiernos corazones. Poemas como “Mi Barrilete volador,
Mi Marimba, Copito, entre otros.
El profesor
Valdés, ha recibido diversas distinciones, entre algunas podemos mencionar:
La Orden
Departamental (Galardón Magisterial a cargo de la Dirección Departamental de la
Ciudad de Guatemala, 2006).
La Orden
Municipal (Galardón Magisterial a cargo de la Municipalidad de Villa Nueva,
2013).
Mención
Honorífica como reconocimiento por su poesía, a cargo de la Casa de la Cultura
de Villa Nueva. (2006).
El 6 y 7 de febrero de 2015, fue
homenajeado en la ciudad de Chiquimula por la Casa de la cultura “Chiquimula
Ciudad luz”, el Concejo Municipal y la Dirección Departamental de Educación de
esa ciudad.
Actualmente desempeña el cargo de
Secretario Académico y labora como catedrático en el Área de Lengua y
Literatura en la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media, EFPEM,
en la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Guatemala, febrero de 2017
El siguiente poema fue incluido por el autor en su poemario “Sólo Poesías”.
HERMANO… CONTRA HERMANO
Hay
tantas cosas en la vida
que no
quisiéramos recordar
pero
son justas y merecidas
que mi
gente no las vaya a olvidar
y que
sepan la triste realidad.
Que
surja de nuestra memoria
el
esclarecimiento de la historia
y que
comprendan la verdad.
Hace
algún tiempo en mi tierra
nuestros
horizontes se nublaron,
los
campesinos no cosecharon
ni
sembraron maíz en la sierra.
Las
campanas dejaron de repicar,
la marimba ya no se escuchaba,
de las
aldeas, la gente ya no bajaba
con su
familia a vender o a comprar.
El
tiempo empezó a ponerse tenso,
el
dolor y la tristeza era inmenso,
los
gallos dejaron de cantar
y los
perros ladraban sin cesar.
Todos
los días rumores llegaban
cuando
aún vivíamos en paz.
“Desapareció
mi hermano y no supe más...
anteanoche
unos hombres bajaban
por el
cerro y se trataron de esconder,
en la penumbra no los pude reconocer.”
Ese era
el diario y triste lamento
de mi
gente, en todo momento.
Y es
que era una guerra fatal,
vencía
el fuerte, vencía el mal,
moría
el débil, moría el humano
y es
que era...hermano contra hermano.
El
soldado, de la paz ya no podía gozar,
por las
noches, triste, sólo pensaba
en su
mayor tesoro y aún guardaba
el
anhelo de un día con vida regresar
a la
tierra donde dejó su gran amor,
donde
dejó sus recuerdos de infancia,
también
dejó su juventud de fragancia
como el
ave que a su nido desea retornar.
Su
fortaleza era una metralleta,
su
consuelo era derribar con su mano,
la
lucha era vencer con bayoneta
¡morir
o vencer! hermano contra hermano.
No
comprendíamos la real situación,
en la
plaza nos reunían en grupo masivo
hoy
hombres armados de verde olivo
al
mando de un bravo capitán,
mañana,
hombres de forma natural
que
vestían ropas oscuras y pobres,
calzaban
botas de hule o viejos caites
cuando
llegaban por la cerca del corral.
En ese
tiempo hubo tanta gente
que
luchando en combate cayó,
también
murió gente inocente
y la
sangre por mi tierra se regó.
Murió
el campesino, murió afanado,
murió mi hermano, murió en vano,
también
ofrendó su vida el soldado
y es
que era...hermano contra hermano.
El
maestro también murió,
el
alcalde lo mismo, pereció.
¡Qué
tristeza! ¡qué lamento!
no
saben cuánto lo siento…
Muchas
escuelas habían cerrado
sus
jornadas y sólo habían quedado
en sus
paredes grabadas las voces
de los niños que cantaban tantas veces.
Los
niños ya no jugaban a las rondas,
en su
corazón el rencor había anidado,
sus juegos
eran a las terribles guerras
y la
venganza era un sueño esperado…
Adentro de las casas de mis hermanos,
en los
ranchos tejidos por duras manos
quedaron
grabadas las voces de mi gente
para
que sus hijos las recuerden siempre…
Sufrimos
de tristeza días enteros,
lloramos
en silencio noches postreras,
ya no
veíamos a la luna sonreír
y
nuestro deseo era sobrevivir.
Se
luchaba quizá por ser leal
o bien,
se perseguía un ideal,
temerosos
nos estrechábamos de la mano
y es
que era...hermano contra hermano.
El boom
de las metralletas tronaban,
las
casas de mi pueblo se quemaban,
lloraba
el niño, lloraba la niña,
ya
estaba desolada la campiña.
Familias
completas tuvimos que partir,
familias
incompletas tuvieron que salir,
ya no
estaba papá, no supe de mi mujer
decían
muchos hombres al amanecer...
Partimos
con el llanto de equipaje
llenos
de tristeza, colmados de brebaje,
muchos
lo hicieron para el estado mexicano
donde
vieron nacer a su hijo o a su hermano,
los
concentraron en los campos de refugiados
donde
vieron crecer a sus hijos maltratados,
allí
sufrieron sin clemencia y sin compasión,
perdieron también la fe, la esperanza y la
ilusión.
Ahí sus
sueños se desvanecieron
cuando
un día en pareja prometieron
y
confesaron su gran amor los dos
para
recibir el fruto delante de Dios…
Sí, la
venganza ya no debía de crecer
muchos
de los que partieron no regresaron,
en ese
Estado tristemente los sepultaron
afuera
de su patria que un día los vio nacer.
Luchaban
los demás como hermanos,
no
volteaban la mirada al pasado
para no
recordar quiénes habían emigrado…
a esa
tierra de los hermanos mexicanos.
¡Gracias
México! tierra de los mexicas y,
del
grande y portentoso Huitzilopoxtli,
de tus
dioses que un día guiaran
a
fundar la ciudad de Tenoxtitlan.
Un día
esperado el sol comenzó a brillar,
nuestros
hermanos empezaron a retornar,
con sus
manos la semilla hicieron renacer
y los
verdes campos pudieron florecer.
Las
familias no regresaron completas
muchas
de ellas se encontraban ausentes,
algunas
se quedaron en tierras lejanas
y otras
venían con seres diferentes.
Tomémonos
de la mano con el corazón
sin
diferencia de credo, raza ni religión,
elevemos al viento los cantos de Asturias
y que
queden perdonadas las injurias
en mi
linda Guatemala pluricultural,
tierra
de los Mayas, linaje sin igual,
del
hombre que fuera creado de maíz
según
el libro sagrado de los Quichés.
Que en
mi gente las heridas puedan sanar,
la
esperanza en el alma también, renacer
para
quienes perdieron más de algún ser
y para
quienes el dolor no podemos olvidar.
Todos
los caídos merecen ser recordados
y
plegarias elevemos a Nuestro Dios
porque
un día con ahínco lucharon
y
valientes sus ideales defendieron.
La
historia de mi patria jamás puede olvidar
que han
sido treinta y seis años para recordar
a los
mártires que nacieron para ser liberales
y su
vida dieron para cambiarla con ideales…
Que se
escuche la marimba y los sones,
que
regocijen en nuestros corazones
y que
se oigan felices por doquier
el
canto de nuestros hijos con amor.
¡Guatemala,
nunca más!...
tus
hijos queremos vivir en paz;
la
história de la verdad fue con honor
del alma y pensamiento de nuestro Monseñor
y de
nuestros indígenas su identidad
se
marcó en los acuerdos de paz.
Guatemala,
nunca más...
tus
hijos queremos vivir en libertad.
¡Guatemala!...nunca
más.